"Cerebro adolescente: memoria y creatividad"
1. No guardamos en
la memoria todo lo que sucede a nuestro alrededor. Sin embargo, si la
intensidad del estímulo es fuerte, esa experiencia se fija y se almacena a
largo plazo.
2.
Cuanto más sensibles seamos a una experiencia, más aumenta la cantidad de
detalles memorizados y la sensación de realidad.
3. Lo vivido, y también lo conocido,
van configurando la memoria propia, la autobiográfica, que comienza a forjarse
en la adolescencia.
Creatividad
Es la función cerebral que asocia,
analiza e interpreta conocimientos adquiridos para generar nuevas ideas, que
beneficien al individuo o a la comunidad.
Creatividad es una de las funciones cognoscitivas esenciales del cerebro del hombre. Todos los seres humanos son potencialmente creativos. El solo hecho de llevar a cabo una conversación congruente, con las palabras apropiadas, constituye una muestra de creatividad. Sin embargo, para que una creación tenga visos novedosos, que sea relevante, se requiere poseer un acervo de conocimientos, buenos mecanismos de memoria de trabajo, razonamiento normal y el lenguaje necesario, todo lo cual conlleva a la asociación de ideas indispensable en la generación de nuevos conceptos.
Las estructuras
cerebrales que se activan para crear ideas incluyen prácticamente toda la
neocorteza y la arquicorteza, así como estructuras subcorticales, el núcleo
amigdalino y las diencefálicas (hipotálamo y tálamo) que en conjunto forman
parte del sistema límbico, la formación reticular que mantiene el estado de
conciencia normal y la conducta de atención, imprescindibles en el proceso
creador, y otros núcleos del tallo cerebral relacionados con el sistema nervioso
autónomo, que determinan la respuesta visceral asociada.
Cómo nace la creatividad en el cerebro humano?
¿Alguna vez te preguntaste cómo trabaja el
cerebro para ser creativo?
Científicos adeptos al estudio del cerebro humano y sus
funciones se han preguntado durante años cómo funciona la imaginación del
hombre y la razón por la muchos -pero no todos- gozan de la capacidad para
crear piezas de arte o inventar artefactos nuevos. Luego de una serie de
estudios recientes, finalmente se ha llegado a un resultado satisfactorio.
Sucede que los investigadores Alexander Schlegel, Peter Kohler,
Sergey Fogelson, Prescott Alexander, Dedeepya Konuthula, y Peter Ulric Tse -del
Departamento de Ciencias Psicológicas y Cerebrales de la Universidad de
Dartmouth- realizaron una serie de estudios con los que llegaron a
la conclusión de que la imaginación humana se deriva de una amplia
red de áreas cerebrales que manipulan ideas, imágenes y símbolos de manera
colectiva. Es decir, la capacidad de crear en cualquier disciplina, ya sea el
arte, la música u otro campo, requiere la habilidad de poder combinar
diferentes representaciones mentales para formar otras nuevas.
Para llevar adelante el estudio, los investigadores se centraron
en las formas visuales de la imaginación. De esta manera, pidieron a un grupo
de participantes imaginar determinadas formas e, incluso, manipularlas a través
de su combinación con otras formas, o romperlas con la mente. Mientras
realizaba el ejercicio, cada participante era monitoreado por un escáner de
resonancia magnético que medía la actividad de su cerebro durante la actividad.
Los resultados de las resonancias magnéticas mostraron que una
amplia red de áreas cerebrales se involucraron durante el ejercicio, sugiriendo
que se encontraban trabajando en conjunto.
Las tareas pedidas durante la experiencia involucraron cuatro
áreas centrales del cerebro: la corteza occipital, la corteza parietal
posterior, el precuneus posterior y la corteza prefrontal dorsolateral, zonas
del cerebro que usualmente participan en actividades relacionadas a los
procesos realizados por la vista, la atención y la ejecución de funciones en
general.
Por otra parte, el estudio también mostró que -además de las
mencionadas- otras regiones se activaron durante la ejecución del experimento,
lo cual refuerza la idea de que el espacio donde este trabajo mental ocurre es
efectivamente una red mucho más extendida.
Si bien el estudio de la imaginación humana lleva mucho tiempo
en la agenda de los investigadores, este es el primer estudio que “ofrece nueva
evidencia empírica” que sustenta la teoría.